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EL GOBIERNO DE ODRÍA Y LA LIBERALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

Bonanza económica y mucha inversión pública en educación y salud fueron dos características fundamentales del Ochenio del presidente Manuel Arturo Odría Amoretti. El general Odría llegó al poder desde Arequipa con el golpe de Estado del 27 de octubre de 1948, que puso fin al gobierno constitucional de José Luis Bustamante y Rivero, régimen del cual incluso había formado parte como ministro de Gobierno y Policía (lo que hoy es el Ministerio del Interior).

El derrocamiento de Bustamante se dio a los pocos días de un abortado y sangriento golpe aprista, el 3 de octubre de 1948, desencadenado por una intensa crisis política que se suscitó debido a las diferencias que tenían el APRA, y especialmente su líder, Víctor Raúl Haya de la Torre, con Bustamante y Rivero, luego de fenecer la alianza política que habían conformado ambos en 1945 y que permitió al segundo ganar las elecciones. Tras el derrocamiento de Bustamante y Rivero por parte de Odría, se instaló casi de inmediato una Junta de Gobierno, presidida por el militar Zenón Noriega, hasta el 1 de noviembre de 1948, fecha en la que Odría asumió la Presidencia.

El Ochenio se divide en dos fases: la primera, de facto, que se extendió hasta el 1 de junio de 1950, año en el que Odría le deja provisionalmente la presidencia a Zenón Noriega para presentarse en las elecciones presidenciales de ese año como candidato único. La segunda etapa fue la de un régimen dictatorial con fachada democrática, que culminaría en 1956.

Odría asumió el gobierno cuando el Perú sufría de una alta inflación, un elevado déficit fiscal y un tipo de cambio desbordado. Un ejemplo de la difícil situación del mercado cambiario se constata en las cotizaciones del sol: en 1947 el tipo de cambio oficial era de 6.5 soles por dólar mientras que en el mercado libre la divisa extranjera alcanzaba los 17 soles. La nueva administración odriísta liberalizó el mercado cambiario, acabó con los estancos y controles de precios y fomentó las inversiones en industria y minería.

En lo social, durante El Ochenio se fueron acelerando las incesantes migraciones del campo andino a las ciudades costeñas, fenómeno que ya se había iniciado antes de su gobierno y que haría crecer colosalmente a Lima en población.

Estrechas relaciones con EE.UU. y la Misión Klein

Las relaciones de cooperación con Estados Unidos de América también fueron otro factor clave para los planes de Odría y el desarrollo del país. Esto fue consecuencia del acercamiento que se forjó a finales de la Segunda Guerra Mundial. Entre 1948 y 1956, el gobierno procuró que el lazo se estrechara. Incluso se suscribió el Pacto de Asistencia Bilateral y Defensa Recíproca con los EE.UU., que le permitió al Perú recibir asistencia y armamento militar, a cambio de garantizar la venta de metales a la potencia norteamericana.

En ese contexto, el gobierno de Odría estableció disposiciones de aliento a la inversión extranjera. Si bien un ejemplo es el Código de Minería, también puede observarse como muestras de ello la Ley del Petróleo (1952), y la Ley de Electricidad (1955), la cual asignó una tasa fija de beneficios a los inversionistas de dicados a este sector. Con este panorama favorable, el capital norteamericano en proceso de expansión después de la guerra encontró en el Perú una situación propicia para ello.

Figura 1. La antigua sede del Ministerio de Educación se inauguró en 1956 y dio que hablar con sus 21 pisos y diseño arquitectónico.

De otro lado, si bien el gobierno de Bustamante y Rivero ya había contado con una serie de recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) durante su último año de gestión, Odría se apoyó en una nueva asesoría de los Estados Unidos de América: la Misión Klein, un equipo de economistas y banqueros de ese país que tuvo influencia en la política económica entre 1949 y 1955. Algo similar sucedió en Chile, donde el mismo grupo asesoró al gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo, entre 1955 y 1958. Una de las medidas resultantes de la Misión Klein fue la liberalización del sistema cambiario a finales de 1949.

Así, la administración de Odría dejó de lado el tipo de cambio oficial, fijado en 6.5 soles por dólar, y se permitió el uso de certificados de exportación por parte de los exportadores. Estos certificados podían ser equivalentes al valor total de la mercadería comercializada con el exterior. Siempre que había un ingreso en dólares estadounidenses, francos o libras esterlinas, estos debían ser entregados al Banco Central de Reserva, el cual daba a cambio los certificados que eran totalmente negociables. En el caso de los pesos argentinos, el monto a cambiar era el 10% de los ingresos. Si, por el contrario, se trataba de otras divisas, estas podían cambiarse con libertad.

Estas medidas dieron como resultado una apreciación temporal del sol ante el dólar, algo que luego volvió a revertirse ligeramente, conforme se redujo la oferta de la moneda extranjera en el Perú. No obstante, el mercado cambiario presentaría un mejor panorama que en los años previos gracias a que el gobierno impulsó las exportaciones y atrajo inversión extranjera, lo que generó un flujo positivo de divisas al país.

En el caso de la actividad minera, se promulgó un nuevo Código de Minería en mayo de 1950, el cual sentó las bases para el desarrollo de este sector al reducir la carga impositiva para esta actividad, otorgándole una estabilidad tributaria durante los siguientes 25 años. Las exportaciones de metales crecieron 8.9% anual entre 1948 y 1956. Las ventas de cobre se duplicaron entre 1948 y 1954, las de oro aumentaron en casi 200% entre 1948 y 1956, mientras que las de plomo y de zinc crecieron en más del 100%.

Figura 2. El Estadio Nacional se inauguró en 1952 y se remodeló en 2011.

La situación no solo mejoró para la minería sino también la actividad agrícola, que en la década de 1950 era la principal fuente económica de la costa, apoyada principalmente en el algodón y azúcar. Los envíos del primero al extranjero se duplicaron entre 1948 y 1956. El incremento de los precios de las materias primas a raíz de la Guerra de Corea y su consiguiente efecto dinamizador en las exportaciones peruanas permitió que el Estado incrementara muchísimo sus ingresos fiscales.

Gasto público expansivo

El resultado de esta bonanza fiscal fue que el gasto público aumentó nominalmente 171% en el periodo 1950-1956, años en que el gobierno odriísta impulsó una serie de obras públicas y políticas de impacto social masivo en la población, con un fuerte y eficaz aumento de inversión en salud, educación y promoción del empleo, lo que dio popularidad a este régimen autoritario.

Durante esos seis años, los recursos destinados a la educación pasaron de significar el 14.63% del gasto público a un 19.21%, mientras que en salud, la variación fue de 1.82% a 4.81%.

Asimismo, el monto destinado a las obras públicas se incrementó de 5.68% a 9.33%.

Grandes obras y construcciones

Odría impulsó una serie de obras de infraestructura que trascendieron a su época. Entre hospitales, viviendas, centros de esparcimiento y el Estadio Nacional de Lima, estas edificaciones otorgaron una luz de modernidad a nuestro país en la década del 50. Algunas de las obras públicas que se desarrollaron fueron el Centro Médico Naval, el Hospital Militar Central y el Ministerio de Educación frente al Parque Universitario, el edificio más alto del Perú en aquella época, hoy sede de la Corte Superior de Justicia de Lima.

Entre 1950 y 1952, el mayor incremento en gestión se centró en obras de irrigaciones, mientras que en los dos años siguientes destacó el incremento en transportes y comunicaciones, para finalmente en los últimos años aumentar la inversión social destinada a vivienda y construcción.

En 1951 se cerró el Estadio Nacional en Lima, donado por el Reino Unido por el Centenario de la Independencia, y se derrumbó para el surgimiento de la actual sede. Las tribunas de madera que se usaron en los partidos anteriores, entre los equipos de Universitario y Alianza Lima, se enviaron a otros escenarios deportivos del interior del país, como también del Estadio Lolo Fernández del Club Universitario de Deportes. Ese mismo año, el presidente de la Sociedad de Beneficencia de Lima, Miguel Dasso, alentó a la reconstrucción de este nuevo coloso. Pasó de tener una sola tribuna de madera a tener una capacidad de 55 mil espectadores. Las tribunas se construyeron de cemento, y los lados de norte y sur podían albergar 16 mil hinchas cada una, mientras que las tribunas principales de oriente y occidente tenían tres bandejas: alta, baja e intermedia. La torre de la tribuna norte contenía los palcos oficiales. La obra se inauguró en tiempo récord, el 27 de octubre de 1952, y duró tal cual hasta la gran remodelación que se hizo en dos años y que el entonces presidente Alan García inauguró en julio de 2011, finalizando su segunda gestión.

Centros cívicos y de esparcimiento

Odría prestó atención también al sector de esparcimiento e impulsó los centros cívicos, lugares en los que la población podía satisfacer diversas necesidades, pues estaban conformados por oficinas de administración, jardines de la infancia, cine, zona comercial, iglesia, posta sanitaria, oficina de correos, puesto policial, restaurante, cafetería, campo deportivo y centro comunal, oficinas del servicio social, salones de clases, de costura, de tejido y labores caseras varias, gran salón de fiestas, salas de estar y de juego de diversa índole. La prensa cercana al gobierno resaltaba esos centros como espacios ideales para las familias, para alcanzar el bienestar.

El centro vacacional Huampaní fue una de las obras bandera de la época. Fue inaugurado en 1955 y construido por la Corporación Nacional de Vivienda. Podía atender a más de mil personas, entre bungalós y pabellones de un albergue juvenil, algo muy novedoso en ese momento.

Odría: su enfoque laboral y social

El gobierno de Odría también vio las necesidades de la población con menores recursos y las atendió para reducir el descontento social que heredó de la administración de Bustamante y Rivero. Para ello, apuntó a otorgar beneficios laborales y a fortalecer la seguridad social de los trabajadores.

Figura 3. Un sector de la Unidad Vecinal del Rímac, obra emblemática de Odría.

Asimismo dispuso el reparto de utilidades de las empresas con sus trabajadores (1948). También estableció el salario dominical, incrementó las pensiones a los jubilados y las gratificaciones. Igualmente el pago por tiempo de servicios (las compensaciones o CTS de hoy) y el fortalecimiento de la indemnización por accidentes laborales. Odría estableció que el monto comprendido aumentara del 33% del salario al 70% en caso de incapacidad absoluta. Y luego creó el seguro social obligatorio del empleado, para la “protección del empleado público y particular en los riesgos de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte”.

Con Odría, la salud pública ocupó un lugar preferente que implicó la construcción de varios hospitales bajo el modelo del Hospital Central de Seguro Social del Empleado (hoy Rebagliati, en Jesús María). Con la Ley N° 11672 se proporcionaron recursos para mejoras sanitarias en prevención de enfermedades y servicios asistenciales.

Ligado al gasto en salud estuvo la inversión en vivienda. Se levantaron casas de bajo costo para los obreros, unidades vecinales y agrupamientos, estos dos últimos dirigidos a familias de clase media.

En ese contexto creó el Distrito Obrero Industrial 27 de Octubre, hoy San Martín de Porres, y continuó con la construcción de unidades vecinales, como la del Rímac y la de Mirones, en el Cercado de Lima. En ambos casos se puede apreciar el afán modernizador y de visibilizar el progreso social desde lo arquitectónico, otorgándose una ubicación importante a las escuelas y a los espacios deportivos.

Odría, de ese modo, conectó con las necesidades populares y se ganó su simpatía.





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